Este libro nació del desafío que representa, para el crítico literario brasileño, el simple hecho de que exista una novela de la dimensión y el alcance de Gran sertón: veredas de Guimarães Rosa. A ella se le pueden aplicar las palabras de Riobaldo, su narrador-personaje, cuando dice que “todo es y no es”. El problema que intenta resolver la autora es el de la ambigüedad: descubrir dónde se encuentra y cómo se construye; es decir, en qué niveles de la composición literaria se puede detectar ese principio fundador. La composición de la novela se sustenta en la elección de un monólogo que introduce, a nivel de la narración, una doble perspectiva.